miércoles, 25 de diciembre de 2013

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-¿Sabina también te llama puta muchas veces?

-En todas sus canciones.

-Yo creía que Sabina hablaba del amor y sus miserias.

-Lo de princesa es un eufemismo, no te engañes. Pero no lo hace ya poéticamente. Las drogas y el alcohol pasan factura hasta a los dioses.

-¿Y le sale a pagar?

-Constantemente. Está Hacienda últimamente muy renegada. Su blanco favorito son los poetas. Nos tiene con el agua al cuello, a veces alguno se ahoga y ponte tú a desempolvar el traje para los funerales. Y el protocolo del pésame, el "lo siento en el alma" cuando te importa tres cojones. Que yo siempre digo que cuando se muere un poetilla del barrio es un perro menos que ladra.

-¿Y si no te mueres?

-Pues vives de papeleos y burocracia. Que de los poemas una no come, pero a veces sobrevive. Y aquí hay que declarar hasta el último soneto que se escribe. Yo a eso lo llamo terrorismo.

-¿Crees en Dios?

-Depende del día. Si se me caducan los yogures me cago en su existencia. Es en ese momento cuando tengo la fe desmedida. Normalmente, no suelo. Por no ofender.

-¿Crees en en el hombre?

-Creo en mí, y con eso me basto. Tampoco me hagas mucho caso porque no sé ni qué significa creer. Ni tampoco quiero saberlo. Estoy en ese momento de mi vida en que subsisto con el agnosticismo, que al fin y al cabo es más verosímil. 

-¿Qué opinas de las nuevas generaciones?

-Lo de siempre: nunca se ha visto tal desvergüenza y despropósito. Pero no lo hacen mal. Se quejan muy fuerte y quieren reventar el sistema. Desde casa. Yo les aplaudo. 

-¿Por qué haces poesía social?

-Porque la poesía se tiene que manchar. Como decía Lorca: a la poesía se le tiene que ver los huesos. A mí no me importa nunca desnudarla, no a lo Juan Ramón que siempre me pareció un mal poeta, sino follármela, hacerla sangrar, rollo sadomasoquismo poético. Suena hasta bonito, ¿no te parece? Imagínate un cuarteto sodomizado.

-Estás loca.

-El cáncer de la rutina sí que es una puta locura. Y Sabina también escribió sobre eso. ¿Sobre qué no se ha escrito ya? Pisamos sobre pisadas, creemos reventar algo y solo nos reventamos a nosotros mismos, removiéndonos las entrañas como si fuésemos a encontrar algo más que vísceras y órganos. Estamos vacíos pero llenos.

-¿Estás sola?

-Sola conmigo misma. No detesto peor compañía. 

-¿Has muerto por alguien?

-Y tres segundos después resucité, cuando recuperé las promesas de debajo de su cama. Verá, yo no suelo invertir mucho dinero en renuncias, porque para lo que me perduran en la vida...

-Eres absurda.

-El mundo es un absurdo.Ahora mismo estoy hablando conmigo misma a través de un diálogo que no guarda sentido. Por diversión. Tampoco me siento mal conmigo por hacerlo. Y tú me estás leyendo, pensando qué clase de trastorno psíquico alojo en mi cabeza. Ninguno. O todos. Define ahora la normalidad. Nadie lo es. Contradicción. De eso hasta en la sopa.

-Genética de la contradicción. A Dios le gusta mucho juguetear con nosotros, hacer que nos enamoremos y pegarnos la hostia. Pero qué bonitos hemos quedado rotos. ¡Zas! Y ponte tú a barrer miedos ajenos. 

-¿Qué es el miedo?

-Levantarte y que nos sigan gobernando los de siempre. La movida de la previsibilidad y eso. Pero, a veces, la estabilidad aburre.

-Es que el desorden no interesa.

-Quien no quiera colaborar en el drama que abandone este blog inmediatamente.


FIN. 





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