martes, 31 de marzo de 2015

Antes de que me roben abril

Nunca aprendo del todo a fundarme en otro carne, en otra herida. Yo siempre fui más de buscarme en terrazas al sol, paisajes despreocupados y canciones obsoletas -esta es mi patria, quien me probó, lo sabe.

Quizás irremediablemente justifico esta desafección a lo propio, a la negación misma, a la huida lenta e imprecisa. Pero ciertas tardes yo imploro al no abandono, a la causa perdida con efecto redimible, a las mañanas con sabor a beso, a las noches que guardan el tacto de sábanas de franela. Pero ciertas tardes yo reclamo los días que me guardo, los recuerdos de citas célebres -Hoy ha muerto mamá. O quizás fue ayer.-, los amores transidos de distancia, los días de lluvia y de su cuerpo, las tardes donde reclamo fundarme en otra carne y en otra herida y en otro abrazo.

Pero yo nunca aprendo del todo a derruirme en otro tacto.

jueves, 19 de marzo de 2015

Día del hombre de mi vida

Gracias papá por hacer de mí quien soy, un poco más libre y rebelde cada día, gracias por inyectarme desde que era pequeña la literatura que ahora me emociona (Conde Niño por amores...) y las canciones veraces, de las que duelen pero calan.
Gracias por explicarme la lección de historia que no comprendía o la política que sigo sin comprender, gracias por inyectarme cine, cultura, por no dejar que me anestesiase, por hacerme partícipe de la sociedad, por hacerme de izquierdas, por hacerme reivindicación,  por hacer de mí una proyección de ti.

Mi padre es el único que consigue salvarme con besos en la frente, hacerme creer que estoy guapa aunque me lleguen las ojeras a la cintura, alentarme cuando no creo en mí misma (y además también pone mis canciones favoritas en el coche, ponte otra de Sabina aquí, papá.).

Y qué suerte la mía por tener al mejor padre que se puede tener.
Porque sé que me leerás, te admiro y te quiero. 

M.

PD: Papá cuéntame otra vez todo lo que os divertisteis 
estropeando la vejez a oxidados dictadores (...)
Papá cuéntame otra vez que tras tanta barricada
y tras tanto puño en alto y tanta sangre derramada,
al final de la partida no pudisteis hacer nada.

Ismael se equivocaba, mi padre y yo siempre los vencemos.

miércoles, 18 de marzo de 2015

Hago los recuerdos como quien hace la lista de la compra,
como quien hace el amor con cualquiera.
Hasta para consumirse hay instrucciones.

"Toco tu boca, con un dedo toco el borde de tu boca, voy dibujándola como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu boca se entreabriera, y me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar, hago nacer cada vez la boca que deseo, la boca que mi mano elige y te dibuja en la cara, una boca elegida entre todas, con soberana libertad elegida por mí para dibujarla con mi mano por tu cara, y que por un azar que no busco comprender coincide exactamente con tu boca que sonríe por debajo de la que mi mano te dibuja.

     Me miras, de cerca me miras, cada vez más de cerca y entonces jugamos al cíclope, nos miramos cada vez más de cerca y nuestros ojos se agrandan, se acercan entre sí, se superponen y los cíclopes se miran, respirando confundidos, las bocas se encuentran y luchan tibiamente, mordiéndose con los labios, apoyando apenas la lengua en los dientes, jugando en sus recintos donde un aire pesado va y viene con un perfume viejo y un silencio. Entonces mis manos buscan hundirse en tu pelo, acariciar lentamente la profundidad de tu pelo mientras nos besamos como si tuviéramos la boca llena de flores o de peces, de movimientos vivos, de fragancia oscura. Y si nos mordemos el dolor es dulce, y si nos ahogamos en un breve y terrible absorber simultáneo del aliento, esa instantánea muerte es bella. Y hay una sola saliva y un solo sabor a fruta madura, y yo te siento temblar contra mí como una luna en el agua."

Julio Cortázar cuando (me) duele.