miércoles, 29 de agosto de 2012

Carta bomba

Escribes mejor cuando es para mí. Con tu retórica confusa. Con tu pasión. Sin aliento. Con arte funambulista que desciende por mi costado hasta tu ombligo, que en el quinto cielo de cualquier religión se engaña y se somete al ateísmo. Con garra. Sin fuerza. Que invertir en ti era una auténtica quimera. Pero ya ves, invertí, y el Jueves Negro de Wall Street solo fue un cosquilleo en la economía. Dime, ¿quién me va a rescatar ahora de estos silencios que una vez me pseudoprometiste, de estas pretensiones de frío que no nos calan ni nos hieren por miedo a excedernos? Y me excedí, como una gata sin dueño, buscando a cualquiera con hedor a marihuana y poesía en los dedos. El mismo Dios se jactó de mí haciendo humor negro de mi situación. Va una niñata, con aspiración de bohemia y se ata a un cualquiera. Humor negro, ¿eh? Y jodido. 
Y tu vicio fue convertido en mi oficio, y aunque suene dogmático, maltrecho y autoritario a mí me gustaba. Me gustaba oler a tu colonia por la mañana, que mi pelo fuese una enredadera de recuerdos por donde trepaban tus dedos, que tus palmas se contrayeran con mis palmas y tus pies solo fuesen tercos y maleducados. Quédate, he hecho café para un mes, como hubiese deseado oír esto de tus labios.


Esa boca que es mía, podredumbre de besos,
Esa boca que es mía, que sabe a callejones sin salida,
Esa boca que es mía, que sabe a cigarro en las heridas,
Esa boca que es mía, que sin saber lo sabido,
Esa boca que es mía, hubiese sido prácticamente tuya. 

martes, 28 de agosto de 2012

20

(Inspirada por Dieguitos y Mafaldas del maestro de Úbeda al que, quién bien me conoce lo sabe, guardo intacto en la cajonera de los versos, junto a la lencería.)


Veinte años al filo en camas separadas.
Veinte bragas que nunca estrené.
Veinte ojos que me desnudaron con la mirada.
Veinte zaguanes donde jamás me quedé.

Veinte mujeres que no supieron el significado de una "mujer"
Veinte vidas que jamás viviré.
Veinte hombres a los que me hubiese gustado calentar.
Veinte catarsis que no me supieron purificar.

Veinte años al filo en camas separadas.
Veinte años jurándote querer.
Veinte líbidos en las trincheras del morbo
Veinte años de mitos mal curados, leyendo Dieguitos y Mafaldas.


lunes, 27 de agosto de 2012

Fatiga

Voy a atreverme a reventar tu sistema en un solo segundo: ¡Eres un jodido anarquista en el sexo, pero un mísero cobarde en el amor! 

Léeme, léeme, te obligo a que me leas y te derrumbes. 
Nosotros simplemente somos dos Penélopes,
arruinados por hacer del otro un Ulises,
capaz de encontrar las Ítacas que perdimos,
para llorar la huida del otro.
Yo no quiero teorizar acerca de lo subversivo que es el sexo, ni quiero que desgastes mi ropa a base de verdades universales. Yo no quiero que deslices tus dedos por mi costado con el único fin de satisfacernos o de amaestrar el vértigo de mis curvas. Yo no quiero sudar sin concebir, ni revolución en tus pestañas, ni follar, ni ausencia, ni resaca de ti. Yo no quiero que deslices dos dedos por mi vientre, me devores por dentro y me hagas crecer. Yo no quiero enfrentarme a la ofensiva que esgrime tu boca. Yo no quiero muro de Berlín entre nuestros instintos, ni verdugo, ni piedad. Yo no quiero que las palmas de tus manos me recorran sin sístole ni diástole. Yo no quiero morir por amor ni por enfermedad. Yo no quiero huir en trenes a medida. Yo no quiero podredumbre de domingo, ni latón de corazón, ni gemidos. Yo no quiero ni Hobbes. Ni Maquiavelo. Ni Descartes. Yo no quiero la muerte de tu Dios, ni la muerte de Nietzsche, ni tripis, ni postales. Yo no quiero que refutes mis ideales, ni te aferres a mis calamidades, ni impongas como dogma mis habilidades. Yo no quiero domesticar a tu ego, ni ejercer el papel de mártir por un beso, ni crucificarme en tu lecho con el único pretexto de entreabrir mis secretos. Yo no quiero desahucio ni alquiler, ni interponer demandas, ni ser tu clavo ni tu juez. Yo no quiero lamer tus heridas, ni pan para hoy ni hambre para mañana, ni refranes en tus labios, ni poesías en el alma. Yo no quiero escuchar tus mítines de revolucionario, de honestidad al límite, de comunismo de bar. Yo no quiero ateísmo, ni fe descuadrada, ni rincones (polvo)rientos, ni llagas infectadas. Y si vas a darme todo esto... 







Lo único que yo quiero es decirte que eres un teórico de la hostia. Pero tu revolución sigue en standby y mis sábanas frías y comunistas. Creí que encarcelarme a alguien que citaba a Salinas y escuchaba a Sabina era alguien a medida, pero en el dossier de mis fracasos he apuntado tu nombre y es tan hierático como mis humedades. 


Yo no quiero teorizar acerca de lo subversivo que es el sexo ni quiero que desgastes mi ropa a base de verdades universales.
Cóseme las llagas a base de relativismo, de carne de fe. Rómpeme ese jodido don que por un instante hizo un puto nosotros. Pálpame hasta deshacerme.

Y después sigue teorizando. 

domingo, 26 de agosto de 2012

Lo bueno de idealizar es que, con algo de suerte, a ti te idealicen. Y ya ves, una inmadura bien idealizada gana bastante. 
¿Sabes? Soy de esas que cuando le dice algo a alguien del pasado, o escucha una determinada música durante el proceso que implica el caos de las emociones, o escribe poseída por los efectos del alcohol no vuelve a repetírselo a ningún otro jamás. Llamadme romántica o psicótica, pero creo que existen determinadas palabras para determinadas personas. 

Una carta.
Una canción.
Una película.
Una bebida.
Una marca.
Un ideal.
Un soplo renovador.
La carcoma que dejas.
Un "asómate al hueco de mi alma."
Un "deja de narcotizar tu recuerdo."
Un quizás.
Un "trafica con mis cuatro sentidos, te dejaste el tacto."
Un jamás.
Una duda.
Un "a solas soy tantas cosas que ni me he encontrado a mí misma."

Y, ¿sabes qué? Que difiero en que edites mis palabras como si fuesen un texto mísero y vacío, porque todo lo que te escribí fue para ti.






martes, 21 de agosto de 2012

Echaba de menos volver a vomitar las palabras.
Volver a sacudir mis instintos.
Echaba de menos echarte de menos.




Y así todo el tiempo.

.

PERO, ¿Y QUÉ COÑO PASA SI CADA DÍA TENGO UNA NUEVA RECAÍDA? 

domingo, 12 de agosto de 2012

Yo, la mujer de tantos sueños.

¿Quién te ha salvado de mis precipicios? 
Asúmelo, te sobra verborrea y te falta coraje, echarle cojones a la vida en retórica menos avanzada.
A la última copa, y espero que por cortesía, invites tú, desesperanza. 


Cómeme bien, no sólo la cabeza.
A mí 400 kilómetros me sobran y me faltan.

viernes, 3 de agosto de 2012

8 problemas

Un poema es esto:
La vocación del suicida.
La desesperación de la espera.
La lija de los amantes.
El cáncer de las relaciones.
La ginebra del borracho.
La honestidad del político.
La virginidad de la puta.
El exilio del poeta.
La soledad comiendo palabras.
La soledad bulímica. 
La soledad vomitando emociones.
Emociones cancerígenas.
Tú.

jueves, 2 de agosto de 2012

orgullosa de haber sido una yegua sin freno

Y que te digan:
-Tienes pinta de ser de las que huyen.
Y morderte los labios y no poder negarlo.
-Pero de mí también han huido.

(como coches despavoridos, como suicidas en el Empire State)




He contado tus lunares, tus pecas, tus mordiscos, tus cicatrices, ¡hasta tus dioptrías! 

-

¡Olvida mis labios y atrévete a besarme el alma!




Y entonces es cuando comprendes que eso de la confianza es una falacia y que lo que nos impulsa al sexo es la falta de civismo. Y la subversión. Y el deseo. Y los precipicios de las emociones.
Pero, dentro de lo probable, aunque conozcas a una persona en todo su ser, llegará el día que solo alce la cabeza, te tantee con la mirada, rebusque en el bucle del olvido al que lanzó como un despojo y entonces te salude con un terco monosílabo.
Y así, suma y sigue.

9 problemas

Yo no te echo de menos, 
lo que pasa es que las palmas de mis manos tienen mono de tu piel,
y mis labios buscan un punto de apoyo para poder mover el mundo.
Pero no, no te echo de menos.









EME

miércoles, 1 de agosto de 2012

Consejos para un galante

Inyéctame la metadona que has tatuado en tu piel.
Revélame el secreto de tus palabras.
Sin versos.
Sin más ingredientes que tus besos.
Socórreme del fuego del odio.
Lléname de vida.
Pero sin hiedra.
Sin hienas.
Sácame de quicio.
Abraza mis cartas.
¿Te has parado a leerlas?
No dicen nada.
Pruébame y desiste de mí.
Abandóname con holgada desidia.
Cántame un silencio.
O dos. O cinco.
Frena mis impulsos.
Acelera el tránsito sanguíneo.
Bébete la humedad.
Suda.
Y aún sigo sudando.
Viaja al paraíso que ha preparado tu soledad.
Te encontrarás con mi Olimpo.
Lame hasta los cigarrillos de los adoquines.
Recoge los polvos que no quisiste.
Pierde decencia.
Gana egoísmo.
Educa a tus instintos.
Haré rebelar yo a mis sentidos.
Besa mis papilas gustativas.
Haz que llueva cobre de tus ojos.
Sobra nicotina en este apartado.
Y humo.
¿Nos fumamos un pitillo a medias?
Pero pones tú la hierba.






.

-
Eres más duro que la piedra de mi mechero,
pero ten cuidado: que si me enciendes, yo ardo.
Y así todo el tiempo.

Del mal sexo

"Yo no rezaba para no creer, tú no besabas para no soñar."

Yo no te buscaba para no lapidarme, tú no me encontrabas para no buscar.
Yo me alejaba para no perderte, tú te perdías para alejarte más.
Yo no recordaba cómo olvidarte, tú me olvidabas recordar.

Y además.. acabo de agitar los vestigios que se derrumbaban en el vacío de nuestra omisión. Acabo de destruir mi orgullo, mi ética y mi moral.

Y entonces le dije:
-Tú decides, puedo ser tu banal inspiración o puedo ser tu musa.
Y aún continúo ejerciendo de puta bajo la tinta de su estilográfica. 

-

Y si tú eres mi cáncer, yo padezco metástasis.