viernes, 18 de octubre de 2013


Por favor, rogamos que silencien sus móviles y abran sus corazones.
Qué te voy a contar que tú ya no me conozcas.

–porque creo que si nos abriesen por dentro nos saldrían incertidumbres por todos los ángulos – y, en muchas ocasiones, quiero ser el caos que te haga sentir un click interno.

Es la
revolución 
interna

(pero de esto Marx no nos dijo nada)

jueves, 10 de octubre de 2013

El problema surge cuando mi casa
es tu corazón
y yo ya no sé que cartas dejar en el buzón
porque no tengo nada que contarte.
Todo lo que escribo es figurado: 
habla de tu figura.

Lo de fuera y lo de dentro
déjate que te lo desconozca
para luego volver a conocerlo.
No soy física pero creo que el universo
nació de la fricción de tus manos.

No me has quitado la ropa
pero has desnudado a mi tristeza
y eso vale más que enseñarme los techos
de tu habitación.
No puedo ser la mujer de tu vida,
porque no controlo ni la mía 
y no sé donde leí
descarto llamarte mi vida porque tú vales más que este desastre
pero quiero que sumemos desastres.
No sé si te explico.

Es que recitas como Dios,
si es que Dios recita.
Si no me hubieras escrito tú,
en algún caos nos hubiésemos encontrado.

Yo solamente prefiero ser lo que soy,
y prefiero que tú seas pero conmigo.
En mi alma no hay contornos, ni proyecciones,
ni besos, ni pinceladas de viejos retratos,
solo queda vacío, poca voluntad, poca fe.
Nada te pido.
Pídeme.
Quiero que me llenes las ausencias y te tomes una copa con mi soledad
porque la noche y la rebeldía
siempre
vuelven.





Y es que soy experto de la contradicción,
experto de romper lo prohibido.