domingo, 3 de agosto de 2014

Yo siempre termino sobre el patetismo del yo, el ingenioso y cándido autodominio, la cruda y trasgresora aceptación de lo que nunca se es, de la única forma en la que todas las creencias terminan subvertidas; concentramos a Dios en un vaso de tubo de cualquier sábado, sin labio, sin llaga, con gen.
Cuando leo gestiono ausencia, cuando escribo digiero deseo.

Fue divertido.


Sé que no me vas a buscar



Pero ojalá me encuentres.

Porque
todos los programas son políticos,
todas las casas son de citas,
todos los perros son andaluces,
porque todas las carnes son verbo,
todos los cuerpos son tú.