lunes, 27 de agosto de 2012

Yo no quiero teorizar acerca de lo subversivo que es el sexo, ni quiero que desgastes mi ropa a base de verdades universales. Yo no quiero que deslices tus dedos por mi costado con el único fin de satisfacernos o de amaestrar el vértigo de mis curvas. Yo no quiero sudar sin concebir, ni revolución en tus pestañas, ni follar, ni ausencia, ni resaca de ti. Yo no quiero que deslices dos dedos por mi vientre, me devores por dentro y me hagas crecer. Yo no quiero enfrentarme a la ofensiva que esgrime tu boca. Yo no quiero muro de Berlín entre nuestros instintos, ni verdugo, ni piedad. Yo no quiero que las palmas de tus manos me recorran sin sístole ni diástole. Yo no quiero morir por amor ni por enfermedad. Yo no quiero huir en trenes a medida. Yo no quiero podredumbre de domingo, ni latón de corazón, ni gemidos. Yo no quiero ni Hobbes. Ni Maquiavelo. Ni Descartes. Yo no quiero la muerte de tu Dios, ni la muerte de Nietzsche, ni tripis, ni postales. Yo no quiero que refutes mis ideales, ni te aferres a mis calamidades, ni impongas como dogma mis habilidades. Yo no quiero domesticar a tu ego, ni ejercer el papel de mártir por un beso, ni crucificarme en tu lecho con el único pretexto de entreabrir mis secretos. Yo no quiero desahucio ni alquiler, ni interponer demandas, ni ser tu clavo ni tu juez. Yo no quiero lamer tus heridas, ni pan para hoy ni hambre para mañana, ni refranes en tus labios, ni poesías en el alma. Yo no quiero escuchar tus mítines de revolucionario, de honestidad al límite, de comunismo de bar. Yo no quiero ateísmo, ni fe descuadrada, ni rincones (polvo)rientos, ni llagas infectadas. Y si vas a darme todo esto... 







Lo único que yo quiero es decirte que eres un teórico de la hostia. Pero tu revolución sigue en standby y mis sábanas frías y comunistas. Creí que encarcelarme a alguien que citaba a Salinas y escuchaba a Sabina era alguien a medida, pero en el dossier de mis fracasos he apuntado tu nombre y es tan hierático como mis humedades. 


Yo no quiero teorizar acerca de lo subversivo que es el sexo ni quiero que desgastes mi ropa a base de verdades universales.
Cóseme las llagas a base de relativismo, de carne de fe. Rómpeme ese jodido don que por un instante hizo un puto nosotros. Pálpame hasta deshacerme.

Y después sigue teorizando. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario