Y que te digan:
-Tienes pinta de ser de las que huyen.
Y morderte los labios y no poder negarlo.
-Pero de mí también han huido.
(como coches despavoridos, como suicidas en el Empire State)
He contado tus lunares, tus pecas, tus mordiscos, tus cicatrices, ¡hasta tus dioptrías!
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminar