lunes, 31 de diciembre de 2012

Fricción es lo que yo quiero

Me gustaría hablar contigo -ya sabes- de todo lo que hablan las personas con coherencia y sentido... qué haces con tu rutina, qué o quién te quita el sueño, qué o quién te da sentido, de heridas abiertas, de cicatrices pasadas, de si existe un Dios o si toda la religión verdadera se encuentra en el fondo de un vaso, de poesía - ya sabes cómo me gusta desnudarme con estos temas-, de lo moral y de lo que no, incluso de la amoralidad, de la decandencia -que esto en España, cariño, nos gusta mucho-, de glorias pasadas, de viejos fantasmas, de puntos de sutura que debieron ser finales, de ajusticiamientos, de la vecina de en frente, de lo que guapa que estoy con este vestido pero lo poco que te gusta con esta chaqueta, del cine -dónde tú siempre has marcado las pautas-, de si Eastwood es un Dios cinematográfico o un profeta, de si todo es relativo o nos levantamos la falda ante lo universal, de la tiranicidad de tu carácter y el potencial del mío, de por qué nos han dado las seis hablando, de si tengo tan poca visión poética que me cuesta comprender tus poemas -pero que me fascinan y que acabaría tirándomelos en cualquier baño de cualquier bar con el fin de que me versaran el sexo-, de celos -tema al que algún día le escribiré mi testamento-, del celo, de tus expectativas frente a mi miseria...

...pero lo bonito es que todo me parezca poco al hablar contigo.

Pero no te preocupes, cariño, ya sabes que yo no me conformo.




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