viernes, 21 de septiembre de 2012

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Soy de ésas que puedes encontrarla anclada en la barra de cualquier bar, en el muelle de la desesperación , gritando que le pongan una cerveza más, que quiere olvidar el movimiento rotatorio de la Tierra bajo sus tacones, bajo la planta de sus pies. Con las uñas mal pintadas, con la cabeza llena de fuegos artificiales de utopías de cambiar el rumbo del mundo. Joder, soy tan tópica y tan utópica que incluso las sábanas de mi cama están forradas de palabras de Rayuela. Y tan húmeda, que incluso Julio agarró las maletas del olvido y me abandonó.
También tengo cicatrices, he sido tan vulnerable que me duele hasta reconocerlo. Nada que no pueda arreglar un tequila con limón y sal. 
He sido tan indómita, tan instintiva, tan precaria, que muchas veces he perdido, he dinamitado hasta mi conciencia social bajo el calentamiento global de tus feromonas. He dilapidado la fe de tu cuerpo, los Mesías de tus hormonas, la salvación de tu sexo. 

Porque ahora sé que la verdadera religión se encuentra bajo mis caderas de mujer.

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