martes, 5 de noviembre de 2013

Fumo porque no tengo tu boca,
bebo porque no quieres mi humedad.

He leído uno de esos libros de Posguerra
en donde las palabras parecen 
querer
fusilarnos. 
A veces nos dejan maltrechos.

Hace un calor terrible que se desliza
por mis piernas
y que sube, como los ascensores del deseo, 
insolente, por todo mi cuerpo.
Y he tenido pura necesidad de escribirte.
Hoy leo a Cernuda, por eso del aniversario 
de su muerte.
Y yo duermo sola.
-en cualquiera de los casos, la poesía está de luto-


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