miércoles, 18 de septiembre de 2013

He venido aquí sin saber muy bien qué escribir. Suena Cadillac solitario de Loquillo de forma constante y no sé qué me dejo sentir. Tengo muros de cal en los ojos y las manos sin explosiones.
Por las tardes a ti te atormentaban falsas ideologías y yo me precipitaba a tardes de besos y porros. Y no sé qué entendíamos o si tan siquiera queríamos hacerlo. He tenido uno de esos días rojos a los que Holly Golightly le ponían tanto y entendí eso de las crisis vitales. O emocionales.
Tú tan de ausencias y yo tan de vacíos.
Sin amaestrar el vértigo.

A partir de las cinco todo son luces de neón y tu cara un débil y trágico flash.



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