domingo, 12 de noviembre de 2023

 Ayer fui con mis amigos a beber por La Latina y acabé en Teatros Canal viendo a Angélica Liddell rasgarse las rodillas y las manos para después comerse con pan su propia sangre. Hubo momentos donde sentí asco y otros donde sentí lástima. También me sentí vulnerable. Angélica Liddell habla del sufrimiento y también del amor, la ausencia de dolor nos lleva como sociedad al vacío, es necesario este para asumir la trascendencia y la gloria. Angélica se proyecta en el escenario como persona que usa el dolor para que algo (amor, muerte, arte, Dios) termine por sobrevivir. Explorar el límite, palparlo, corregirlo, violarlo, de ahí nace la expresión artística.

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Hoy publico unas breves notas sobre lo que es para mí Annie Ernaux y el poder de la memoria: https://cafemontaigne.com/esbozo-sobre-annie-ernaux-autoficcion-deseo-y-memoria-miriam-maeso-diaz-merino/critica-literaria/admin/ 





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