domingo, 14 de julio de 2013

reflexiones de domingo

Encuentro en el domingo, la resaca y las ganas de sobrevivir una necesidad química. No hay nada más inestable que un cuerpo donde estallan constantes conflictos internos -la belicosidad de los instintos- pero también los comienzos de las relaciones. No hablemos de lo jodido que son los adoquines de la complicidad pero siento debilidad por esa tierna -y odiosa- manía de querer impresionar, manía que cimienta los pilares o que precipita a la relación a su complejo de Torre de Babel.

Y a estas alturas de mi vida -joder, qué miedo, qué vértigo- me noto los niveles de intensidad muy desgastados y que me impresionen es jodido porque he conocido a todos los prototipos de personas -algunos personajes- que habitan en nuestro querido espacio. Y no he necesitado instrucciones para comprender. Y ahí es donde encontramos el problema: en esta falta de impresionabilidad, en esta incapacidad de revolución interna. Y que lo que yo necesito no es un patrón fijo porque -ya lo decía Aute- el pensamiento no puede tomar asiento. Alguien que me haga latir por todo el cuerpo porque me haya quebrado las constantes.

Pero a mí no me hagais mucho caso, ayer bebí ginebra de 4 euros y en este cuerpo hoy solo reside el espejismo de lo que puedo llegar a ser.

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