Hay cosas que se viven a litros.
A borbotones.
Aunque yo no sepa escribir poemas
y aunque todas las calles me guíen hacia lo de siempre.
Estos días de respiración asistida me lanzan a poemas que siento -¡ojalá!- como míos:
"Quiero decirlo ahora
porque si no después las cosas se complican.
Soy peor todavía de lo que muchos creen.
Me gusta justamente el plato que otro come
aburro una tras a otras a mis camisas
me encantan los entierros y odio los recitales
duermo como una bestia
deseo que los muebles estén más de mil años en el mismo lugar
y aunque a escondidas uso tu cepillo de dientes
no quiero que te peines con mi peine
soy fuerte como un roble
pero me ando muriendo a cada rato
comprendo las cuestiones más difíciles
y no sé resolver lo que en verdad me importa.
Así puedo seguir hasta morirme:
ya ves que soy lo que llaman
el clásico maníaco depresivo".
(J. A. Goytisolo)
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