Si quieres le digo a Sabina que nos haga partícipes de alguna canción tan suya, tan nuestra, tan mía. Sin embargo, de sobra tú sabes que eres el primero, y ni champagne, ni hotel, ni somos dos gatos en los tejados, ni estudiantes en celo.
Atrévete a indultar la conciencia que te busca cada noche. Y aunque la ley del más fuerte no es un referente para el corazón, refuérzame, ódiame, acaricia mi rabia, conmuta mis penas por ginebra, gime en mi oreja, provócame un orgasmo en el alma.
Y haz filosofía con mi lengua. Esta noche fingiré que no te (re)conozco, que sé que no eres un falso Platón buscando sombras en mi cabeza.
"Conmuta mis penas por ginebra"
ResponderEliminar¡GENIAL!