Te prometo que esto es el final.
Punto y final.
No va a haber dos puntos que me
revolucionen los párpados o que
me implosionen en la boca,
muy despacio,
tan
despacio.
Es bonito ver nuestro final.
Triste, pero bonito.
Y cargado de peros, de puntos y comas,
de todos los desórdenes sintácticos
que hicimos con nuestros cuerpos,
olvidándonos del respeto a la geometría.
Y qué adicto te volviste a la salida
pero siempre de emergencia.
Es que aún miro a los ojos del ayer
y me veo junto a ti en la parada del autobús,
intentando desgastarte la boca y prolongar
nuestras horas, que hicimos tan nuestras,
que perdimos la noción del tiempo.
Y te vuelves a marchar de mi vida,
dejándome con los esquemas rotos
-ojalá solo fuese ese el desastre-
la mirada perdida y la boca cansada.
pero, de verdad, esto es un punto final.
terriblemente final.
punto y soledad.
punto y caótico.
Indúltame la conciencia social.
Indúltame las ausencias.
Indúltame las señales de paso.
Indúltame la pena, cabrón.
(no te quiero, pero me partiría el pecho por volver a tenerte conmigo)
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