Bésame como si fueses poeta
que de versarte ya se encargan
mis dedos
mis entrañas
mi corazón.
Existe una aduana tan dura
entre tu tacto y mi tacto,
una terrible injusticia
entre tus intenciones y mis deseos,
un fatal desencuentro
entre tus maullidos y mis ladridos,
que temo que llegue el momento
en que me despierte
y ya no exista
excusa
para
escribir(te)
Si me invitas a subir a tu casa
empezamos con la cerveza,
acabamos por la ropa
y te prometo
que rescatamos al país
e incluso salvamos al mundo
aunque solo conozca de números
las veces que te he querido olvidar.
Ven, que te voy a acelerar el miocardio,
voy a subirte la prima de riesgo
y a romperte del mismo modo
que tú me rompías y sigues
r
o
m
p
i
é
n
d
o
n
o
s
.
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